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Varanasi. Ciudad de vida y muerte


Varanasi

Antes de visitar la ciudad de Benarés (Varanasi), una de las más sagradas del Hinduísmo, pensaba que me encontraría una estampa de muerte y tristeza. Nada más lejos de la realidad. Encontré que la vida estaba mucho más presente que la muerte, por todas partes.

 

Varanasi tiene más de 4000 años de antigüedad y ha estado siempre habitada. Es una de las ciudades más antiguas del mundo. En los Gahts de las orillas al río Ganges se celebras las conocidas cremaciones por las que es conocida la ciudad.

 

Cierto es que el aire estaba lleno de humo y ceniza, pero había algo que me llamaba mucho más la atención: mientras las familias quemaban a sus difuntos a orillas del río sagrado, los niños jugaban con las cometas alrededor de las piras funerarias del que tal vez fue su padre o su abuelo, los encargados de quemar al difunto hablaban de sus cosas mientras daban la vuelta al cuerpo, los perros buscaban trozos de comida entre los escalones, la gente se bañaba en las sucias aguas del río y a pocos metros se rodaba una película de Bollywood, otro musical.

Hombre bañándose en el río a pesar de sus altos niveles de contaminación

 

Me impresionó la naturalidad con la que la muerte ocurría en aquel lugar. Estaba totalmente aceptada. Nadie lloraba. No había lugar para las lágrimas.De hecho me explicaron que no debían llorar ya que el difunto se marcharía triste y no querría dejarles. Mientras miraba una de las hogueras y veía aquel cuerpo consumiéndose me quedé hipnotizado.

Llegó un momento en que sentí lo que estaba viendo no era muy diferente de ver una barbacoa o una hoguera. Era incluso relajante. La única diferencia era que la carne que estaban quemando era la de un ser humano. Tres horas después el cuerpo sólo era cenizas, las cuales arrojaron al río junto con el hueso del pecho (en el caso de los hombres el hueso torácico es demasiado grande y el fuego tarda demasiado en consumirlo).

A las 5 de la tarde, todos los días del año se celebra otro festival religioso que dura unas dos horas. El río se llena de barcas y los niños venden flores en llamas para arrojarlas al agua.

 

Tras la intensa experiencia decidí tomar una barca y dar un paseo por el río. El remero me acercó hasta el Gaht de Manikarnika, es más concurrido de la ciudad y dónde se queman entre 200 y 300 cadáveres al día. Esta práctica lleva realizándose todos los días del año durante más de 4000 años, así que si echamos cuentas, la cifra resultante es muy grande.

Allí todo era mucho más intenso. Había unas 10 hogueras encendidas y había búfalos y vacas caminando entre el fuego. El aire estaba cargadísimo. Había un hedor raro aunque tampoco era desagradable. Es curioso, ahora mientras escribo estas lineas están quemando a alguien en los Gahts y mientras tú las lees también. Es un no parar.

Ropa lavada y tendida en el río

 

El ritual se realiza de una manera minuciosa y siguiendo un orden determinado. Todo es muy simbólico. El encargado de quemar el cuerpo será el cabeza de familia, un padre o un hermano que se afeita la cabeza y se viste con un atuendo blanco.

Tras esto se trae al cuerpo. Se le acerca a la orilla del río y se deposita en su boca el último trago de agua. A continuación se le dispone sobre la pira con la cabeza mirando hacia el río y se le prende fuego.

La leña está impregnada con un aceite especial que elimina el olor al carbonizar el cuerpo ( aunque algunos me decían que era el poder de Shiva el que hacía que esto fuese posible).

El cuerpo tarda unas tres horas en quemarse. Una vez calcinado, se coge el hueso torácico en el caso del hombre y el pélvico en el de la mujer y se arrojan al río junto con las cenizas.

Las mujeres no están presentes durante el proceso de la quema.

Finalmente re recoge todo y la familia se marcha.

Según las creencias Hinduístas, morir en el Ganges te asegura un billete directo al Nirvana, librándote así del ciclo eterno de reencarnaciones. El que muera en Varanasi o en un radio de 60 kilómetro a la ciudad tiene el paraíso asegurado.

 

Pero no todo el mundo es incinerado. Hay cinco tipos de personas que simplemente se atan con pesos muertos y se hunden en el río. La razón es que esta gente ya tiene el paraíso asegurado:

1-Los niños: son inocentes y no han vivido el tiempo suficiente para generar karma

2-Las embarazadas: por llevar un niño dentro

3- Los hombres santos: porque sí, porque son santos

4- Los leprosos: los dioses ya les han castigado en vida por lo tanto tienen el paraíso asegurado tras su muerte

5-Los difuntos por picadura de cobra: la cobra es la encarnación de Shiva, el dios padre en forma animal. Si te mata un dios pues al cielo también.

Toda una ciudad llena de misticismo y supersticiones pero que merece la pena visitar si quieres conocer la India más intensa y auténtica.

¡Nos Vemos!

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