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El Parque Natural de Urkiola


He viajado a muchos lugares en busca de imágenes, al principio sólo; después con mi cámara, mi fiel compañera de aventuras que me ha enseñado a mirar el mundo de otra manera, a buscar la belleza en la Naturaleza, y que tantas satisfacciones me ha aportado en los últimos años. Sin embargo, para mí uno de los lugares más bellos de la Tierra está a tan sólo a 20 minutos de casa. Coincido totalmente con la opinión de que no es necesario viajar a lugares lejanos ni irse al otro lado del mundo para captar bellas imágenes. En nuestro propio entorno hay tanta belleza y tantas historias que contar que podríamos estar toda una vida captándolas en forma de fotografías.

Un paraíso para los rebaños ovinos

Para mí, el Parque Natural de Urkiola no sólo se ha convertido en mi patio de recreo personal donde poder practicar esta maravillosa disciplinay poner nuevos conocimientos en práctica si no que es además, un lugar indispensable en mi vida al que vuelvo tanto como puedo para disfrutar de sus prados,sus hermosas montañas y sus magníficas puestas de sol.

Es un lugar donde se respira mejor. Un valle en el que convergen acantilados, montañas, bosques y ríos para configurar uno de los parajes más bellos del País Vasco. Un lugar de mitología y de antiguas leyendas donde la Dama Mari, diosa de la Naturaleza habita en el corazón del monte Anboto, en lo profundo de una gruta. Una extensión donde los rebaños ovinos y caballos pastan y donde el buitre leonado vuela a sus anchas sobre los bosques de coníferas. Es además un lugar cuya piel fue azotada y desgarrada por la crueldad de la Guerra y cuyas cicatrices aun hoy son visibles. Pero sobre todo es un lugar de vida, donde es posible explorar y sentir la Naturaleza.

Mar de nubes bajo el Saibimendi

 

El parque:

Situada en el extremo sur oriental de Vizcaya y norte de Álava en el País Vasco, el área fue declarada Parque Natural en el año 1989 con el fin de conservar los espacios naturales y la fauna y flora silvestres, junto con los valores paisajísticos que posee, haciéndolos así compatibles con la explotación agrícola, ganadera y forestal tradicional del lugar. Es un área protegida de más de 5700 hectáreas que se hallan en el conjunto montañoso formado por las sierras de Aramotz-Eskubaratz, la sierra de Aragio y los montes del Duranguesado. Fue nombrado además lugar de Importancia Comunitaria en 1997 y en 2016 fue declarado incluso Zona de Especial Conservación (ZEC), integrándose dentro de la Red Natura 2000.

Al mirar los paisajes de Urkiola uno se encuentra con una estampa de terrenos abruptos, de sierras, peñas calizas y de profundos barrancos y valles, pero tambien de bosques y pastizales con una superficie suave y pulida. En términos generales su paisaje está cubierto por un extenso manto de vegetación que es interrumpido en ocasiones por escarpadas cumbres de roca caliza. Más de la mitad de su masa forestal son bosques naturales de hayas, robles, encinas, abedules y marojos, mientras que el resto lo constituyen principalmente plantaciones de coníferas.

Atardecer en el parque

Cuando fotografío en estos lares intento llegar antes de que salga el sol de manera que pueda captar los primeros rayos de luz saliendo tras la espalda del Anboto (la cima más alta del macizo) y muchas veces me marcho después de que éste se ponga por el horizonte tras el monte Saibigain, sobre el cual aún son visibles los cráteres de los bombardeos ocurridos durante La Guerra Civil. En el centro del parque se encuentra el alto de Urkiolamendi, una loma desde donde se puede apreciar estratégicamente el parque prácticamente en toda su totalidad y donde es habitual tener la oportunidad de fotografiar los rebaños ovinos frente a los montes del horizonte, con los últimos rayos de luz cuyos tonos dorados se funden con el color de la hierba.

Los pastos bajo un atardecer dorado

En estos casos es donde se hacen indispensables los filtros de densidad neutra y un balance de blancos creativo, de manera que el tono rojo crepuscular del cielo se pueda captar a la perfección y la imágen quede equilibrada a nivel de exposición. En mi caso yo utilizo uno de 8 pasos y otro de 2 degradado y suelo colocar el balance de blancos en nublado para darle a la imágen una ligera dominante violácea.

No es raro encontrarse a algún fotógrafo en este lugar justo al atardecer ya que la estampa es mágica, no obstante como la mayoría de los entornos montañosos el clima puede resultar bastante inestable en ocasiones y no siempre es facil encontrar las imágenes que buscamos. Todos los que fotografiamos paisajes conocemos la sensación de volver a casa con las manos vacías; es una disciplina fotográfica exigente y requiere de investigación, pero con previsión y mucha práctica todo se consigue.

Amanecer sobre los bosques de coníferas

La luna sobre el Anboto

 

La fauna:

El parque es un auténtico santuario de vida y da cobijo en sus diferentes hábitats a una rica y variada fauna compuesta por más de 130 especies de vertebrados, entre se hayan hasta 42 especies de mamíferos y 74 de aves, con el buitre leonado como una de las más características y visibles d ela zona. Según sus carácterísticas estos animales se agrupan en algunos de los distintos hábitats del parque entre los que encontraríamos el roquedo, los bosques, los matorrales, los pastizales y las zonas húmedas.

Cabe decir que no todas las especies tienen la misma tolerancia a los cambios producidos en su medio natural. Algunos son más sensibles que otros y reaccionaran a estos cambios de una manera determinada ya sea que hayan sido cambios dados por procesos naturales o producidos por la mano del ser humano. En este entorno concreto tenemos el ejemplo de la tala de árboles autóctonos y la sustitución de estos por plantaciones artificiales de coníferas o la antigua persecución de especiés como el oso, el lobo e incluso el quebrantahuesos hasta su desaparición ya que hasta finales del siglo XIX aún podían ser vistos en la región del Duranguesado.

La calma en Urkiolamendi

Otras especies sin embargo fueron más afortunadas y pudieron adaptarse mejor a las circunstancias incluso hasta aumentar su población, como el el caso del jabalí, el zorro o el buitre leonado, este último una especie muy visible en el parque y que sobrevuela el valle durante prácticamente todo el año. Otras especies como es el caso del corzo, desparecieron en su día pero han vuelto a repoblar la zona y su número sigue en expansión.

Tal vez el habitat más importante del parque sea el roquedo, ya que las especies que habitan en él se ven sometidas a las inclemencias del tiempo, los fuertes vientos, la falta de alimento y las duras nevadas durante el invierno. Una de las especies más visibles en este entorno es la lagartija roquera (Podarcis Muralis) la cual ha sido llegada a ver incluso en la cima del anboto a 1300 metros de altitud, o la culebra lisa europea (Coronella Austriaca).

Una lagartija roquera (Podarcis Muralis) saludando al sol

La mayor parte de la vida de este entorno la configura además una rica avifauna que es prácticamente exclusiva de este habitat y que haría las delicias de cualquier fotógrafo de aves. Es muy común, especialmente en verano ver a los buitres leonados (gyps fulvus) volando en círculos sobre alguna pieza de carroña o incluso verlos en pleno festín devorando un caballo o alguna res muerta. Tambien podemos encontrar a la chova piquigualda (Pyrrhocorax graculus), el alimoche(Neophron percnopterus) e incluso el halcón peregrino (falco pregrinus) entre las rapaces más destacadas. No puede faltarnos en este caso un multiplicador ya que debido a los espacios abiertos puede resultar muy complicado acercarse a las aves.

Actualmente en el parque hay casi 40 especies amenazadas como pueden ser el abejero europeo (Pernis Aviporus), el cuervo (corvus corax), la marta (martes martes) o el murciélago pequeño de herradura (Rhinopholus hipposideros). Aquí es donde la conservación tiene que cumplir su papel y junto a la cual la fotografía puede convertirse en un poderoso alíado.

Un opilión en busca de alimento

 

La vegetación:

Si la fauna es abundante en este paraje aún lo es mas la flora. El clima fresco y lluvioso de esta zona, junto a los abruptos relieves de las montañas y los diversos tipos de suelo influyen directamente en la vegetación. La flora del parque se compone de casi 700 especies vegetales y según sus características estas se agrupan formando comunidades identificables. Así por ejemplo el hayedo se encuentra normalmente sobre los 600m donde las condiciones de humedad son aptas para estos. Mientras que por debajo de esta cota encontramos los bosques mixtos y los robledales sobre suelos ricos en nutrientes.

Tal vez el árbol más común en estos bosques sea el roble pedunculado y aunque en ocasiones se agrupa formando robledales es más habitual verlo intercalado con muchos otros árboles y arbustos. En los bosques de la vertiente sur del parque aparecen junto al roble pedunculado, el roble albar y el marojo. En cuanto a la micología, la zona es muy rica en hongos de todo tipo y es un lugar habitual para los aficionados a la recogida de estos, que vienen a buscar níscalos, setas de primavera, y otra infinidad de ellos. Son plantas características de estos bosques entre otras, la menta, la madreselva, la nueza negra, la hiedra y la zarza.

Hongos con el rocío matinal

 

La luz de Urkiola

En definitiva, el Parque Natural de Urkiola hace las delicias de cualquier fotógrafo de paisaje, fauna, macro, flora o cualquier otra disciplina fotográfica en exteriores. En este lugar es posible encontrar un campo de entrenamiento para aprender a fotografíar montañas, bosques, plantas y animales. Un lugar donde los mitos y las leyendas se mezclaron con el propio entorno dando forma a un enclave mágico que encuentra su cima en lo alto del monte Anboto, desde la cual la luz del horizonte adquiere una fuerza especial.

Cuando camino por este entorno me suele venir a la cabeza un pensamiento que me convence de que dentro del ser humano existe un deseo y una voluntad genuinos de respetar, de proteger y de reencontrarse con la Naturaleza, y creo que como fotógrafos y amantes de ésta debemos tratar de captar su belleza y compartirla con los demás, siempre de la manera más respetuosa y ética posible. Cada uno encuentra en el mundo sus rincones y sus refugios personales y este es el mío. Urkiola, un lugar lleno de frescura, de vida y por encima de todo un lugar lleno de luz.

Mar de nubes en Urkiola

Nos vemos!

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